Té sin fermentar (de ahí su intenso color verde) en el que se detiene inmediatamente el proceso de oxidación con aplicación de calor, mediante secado en wok (China) o al vapor (Japón). En función del proceso, los matices aromáticos del té verde varían. El té verde secado al wok tiene recuerdos de tostado, mientras que el té verde calentado al vapor, tiene matices herbales y más frescos.